A las 9:00 de la noche, grandes letras luminosas anunciaban lo que Caracas estaba a punto de disfrutar: el show de una femme fatale , pero no de cualquiera, sino de la mismísima princesa del pop, Britney Spears, quien se presentaba por primera vez en suelo venezolano.
Pasados 31 minutos, un juego de luces impresionante y seis pantallas Leds gigantes dieron la entrada perfecta a la cantante, quien ha vendido más de 33 millones de álbumes solo en Estados Unidos.
Muchos de los fanáticos de la artista llegaron al estadio de fútbol de la Universidad Simón Bolívar a las 6:00 a.m., así que después de 15 horas de espera, su sueño se había hecho realidad: la intérprete estaba frente a ellos, cantándoles. La adrenalina estaba a millón y la estrella pop no los defraudó.
Spears apareció en el escenario luciendo su larga cabellera rubia, corsé, chaqueta y botas blancas con detalles plateados y entonando Hold it Against Me. El público enmudeció, como si un espejismo estuviera ante sus ojos. La acompañaba un grupo de nueve bailarines.
Superado el shock, la histeria se apoderó de las más de nueve mil almas presentes en el recinto universitario, quienes no paraban de gritar.
Up'N'Down mostró a una sensual Britney y a sus bailarinas atrapadas en jaulas mientras eran vigiladas por cinco uniformados. Las prisiones de metal subían una y otra vez al ritmo de la canción. "¿What's up Venezuela? ¿How are you feeling?", preguntó. La bulla era ensordecedora. "I can't hear you", agregó. Dos bailarinas le entregaron una chaqueta, un sombrero blanco y unos lentes oscuros; la dulce voz de Spears reproducía el hit 3. Después, la rubia se despojó de la chaqueta y subió a una estructura metálica que la elevó sobre la tarima. Era el momento de Piece of Me.
Si bien la artista no es la misma de los tiempos de Crazy y Oops!.. I Did It Again, en los cuales bailaba rápidamente y sudaba hasta más no poder, en sus nuevos temas ejecuta coreografías diseñadas para su ritmo actual y el del público que la sigue, quien no encuentra defectos en los movimientos del orgullo de Kentwood, Luisiana.
La Simón Bolívar se convirtió en una discoteca y el escenario se recargó con grandes cornetas mientras la intérprete cantaba Big Fat Bass y exhibía su segundo cambio de ropa, traje y chaqueta roja con detalles y botas negras. La euforia continuó con los acordes de la pegadiza How I Roll.
La estrella subió a un convertible rosado rodeada por sus bailarines. La exaltación aumentó cuando en Lace & Leather la artista le demostró a un afortunado voluntario sus habilidades en el arte del pole dance .
Los gritos no se hicieron esperar. Un cochecito y un seguidor salieron de la tarima y la noche avanzó con If U Seek Amy . Ella agregó una falda blanca a su vestuario, la cual se alzaba al estilo de Marilyn Monroe en el film La comezón del séptimo año (1955), en tanto, insistentes paparazzis la perseguían.
En Gimme More , Britney encarnó a una especie de reina egipcia, la cual emergió en un arca multicolor. Lucía su tercer cambio de ropa, un diminuto conjunto dorado que después acompañó con una capa del mismo color. La fantasía siguió con ( Drop Dead ) Beautiful.
El momento romántico llegó conDon't Let Me Be The Last To Know, el cual interpretó montada en un columpio. El tema egipcio prosiguió con Boys.
La locura invadió a sus seguidores cuando la artista entonó ...Baby One More Time, sencillo con el que alcanzó en 1998 la cima de la cartelera Billboard Hot 100. A bordo de una moto, la diva exhibía un look más rockero: boina de cuero, chaqueta, top, pantalones cortos y botas negras. Despojada de la boina y la chaqueta, la estrella hizo las delicias de sus fans con S&M y Trouble for Me.
La intensidad subió a otro nivel con I'm a Slave 4 U, I Wanna Go y Womanizer, con la que simuló una falsa despedida. "¡I love you Venezuela", gritó la cantante, pero sus fans no movieron ni un pie y la aclamaron por varios minutos hasta que regresó con Toxic.
La adrenalina llegó a su punto de ebullición a medida se acercaba el final. Tras una apocalíptica Till The World Ends, unas alas blancas gigantes elevaron a Britney sobre el cielo caraqueño, tal cual ángel salvador, mientras una lluvia de serpentina y pirotecnia bañaba la tarima y el campo de fútbol de la USB, cerrando una noche mágica para los fanáticos venezolanos de la artista, quien demostró porqué sigue mandando en la música pop.
Sus incondicionales se marcharon con una sonrisa en los labios y repitiendo sin parar: "Keep on dancing til the world ends, If you feel it, let it happen (Sigue bailando hasta que el mundo se acabe, si lo sientes, deja que pase).
Creditos: HeyBriney.com (ElUniversal)
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